Todos los que hacemos deporte sabemos los innumerables beneficios que realizar ejercicio físico tiene en la salud. En mi caso entiendo el término de salud como no solo la ausencia de enfermedad física o psíquica, sino como “un tesoro” que permite disfrutar la vida intensamente y con unos elevados índices de calidad. Una alimentación sana, variada y equilibrada junto a un estilo de vida activo en el que la realización de ejercicio físico esté presente diariamente, son requisitos fundamentales para mantenernos sanos durante toda la vida. Por ello te voy a hablar de las mioquinas…
¿Pero qué es lo que hace que el ejercicio físico aporte tantos beneficios?
Fue el fisiólogo Hans Selye en el año 1936 quien argumentó la “Teoría del Estrés” o el Síndrome General de Adaptación (SGA), para explicar la respuesta beneficiosa con la que responde el organismo al entrenamiento deportivo. El ejercicio y el esfuerzo psicomotor se conciben como un estímulo estresante que debilita el cuerpo. Y es con el descanso pertinente y con la alimentación adecuada en especial gracias al aporte de proteína, como se logran no solo recuperar los daños ocasionados en las fibras musculares, órganos y estructuras corporales solicitadas en el entreno.
De esta manera el cuerpo puede responder con esta adaptación fortaleciéndose y reforzándose, mejorando el estado inicial. Este fortalecimiento se explica porque así la próxima vez que te sometes al estimulo estresor estes más preparado y toleres mejor el esfuerzo. Esta mejora de las prestaciones cardiovasculares, respiratorias, musculares, metabólicas etc fundamentaban el tremendo poder transformador que realizar ejercicio tiene en la salud.
Pero es a mediados del siglo pasado cuando se empiezan a estudiar los efectos saludables que la propia contracción muscular produce, no solo en el músculo sino en otros órganos corporales y en el metabolismo. Es a partir del año 2000 cuando las investigaciones avanzan tras el constante descubrimiento de sustancias saludables que se obtiene de la contracción muscular. Sustancias que tienen un poder espectacular en la mejora de las prestaciones de los tejidos corporales y que, además, optimizan el funcionamiento del músculo y del resto de órganos.
“Si la salud es un tesoro, las mioquinas son las joyas de la corona… “
Durante estas últimas dos décadas se ha demostrado que el músculo esquelético funciona como un órgano endocrino capaz de producir y secretar cientos de sustancias que ejercen sus efectos beneficiosos en el propio músculo, pero también en el resto del resto de tejidos como el cerebro, la piel, las arterias y venas, la grasa, huesos, páncreas, aparato digestivo, etc.
Las mioquinas, de las cuales ya se conocen más de 500 son péptidos (combinaciones de aminoácidos) y hormonas producidas por las contracciones musculares repetidas, viajan por el torrente sanguíneo aportando innumerables efectos beneficiosos no solo a nivel físico, sino también psíquico y emocional.
Se demuestra así la íntima relación y la comunicación que existe entre el músculo y el resto del organismo.
Algunas mioquinas más relevantes y sus efectos sobre diferentes órganos y sistemas:
- Se conoce por ejemplo que la liberación de Interleucina 6 (IL-6) mejora la gestión de la glucosa aumentando la sensibilidad de la insulina. Optimiza los procesos metabólicos y aporta efectos antiinflamatorios post ejercicio y colabora en la reducción de la adiposidad abdominal.
- La 8 (IL-8) y el Factor de crecimiento endotelial (VEGF) promueven la creación de nuevos vasos sanguíneos (angiogénesis), mejorando la irrigación sanguínea del tejido muscular, optimizando el transporte de oxígeno a los diferentes órganos
- La IL-15 promueve la creación de linfocitos T y de las células NK (natural Killers), “células asesinas” naturales que mejoran la respuesta del sistema inmunitario. Potencia la oxidación de ácidos grasos, así como tiene un efecto anabólico favoreciendo la hipertrofia muscular.
- El factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), estimula el desarrollo neuronal mejorando el aprendizaje y la memoria. También frena los procesos degenerativos del Sistema Nervioso Central.
- La irisina, BAIBA, apelina, meteorina promocionan la utilización de la grasas y protegen de las enfermedades metabólicas. La Irisina más concretamente remodela el tejido adiposo transformando la grasa blanca o mala en parda o grasa biológicamente más activa. Tambie aumentando el gasto energético y favoreciendo la disminución del tejido adiposo.
- La IL-10, IL-1Rα y sTNFR liberadas en respuesta a la práctica de actividad física de intensidad moderada revierten los procesos inflamatorios con interesantes efectos en procesos degenerativos como la artrosis o el alzheimer.
- La SPARC y OSM son anti-tumorigénicas, suprimen la formación de tumores en el colon e inhiben el crecimiento de células de cáncer de mama.
Conclusión:
Contraer el músculo y disfrutar de la vida activamente son estrategias que promueven la salud. Las mioquinas aportan cientos de beneficios en el organismo confirmando una íntima relación entre los músculos y el resto de tejidos corporales. Así sitúa el ejercicio físico como la mejor terapia para el tratamiento de una gran cantidad de enfermedades provocadas por una vida sedentaria. Sus sorprendentes efectos sobre la cognición, transformación y eliminación de la grasa, gestión de la glucosa, mejora de los tejidos y respecto al crecimiento de tumores, hacen de las mioquinas unas grandes aliadas para la prevención de enfermedades como la diabetes, el cáncer o enfermedades neurodegenerativas.
La mejor medicina está en tus músculos. ¡Ejercítalos! y cuanto más lo hagas, más beneficios conseguirás…
Referencias:
- 1* Muscle–Organ Crosstalk: The Emerging Roles of Myokines. Pedersen et col. Endocrine Reviews 2020
- 2*Effect of endurance training on skeletal muscle myokine expression in obese men: identification of apelin as a novel myokine. Besse-Patin et col. International Journal Obesity. 2015
