No voy a entrar en aspectos técnicos, ni tampoco en los beneficios que supone este tipo de entrenamientos. Sobre todo para fondistas, en este sentido hay mucha controversia, hay quien defiende que son necesarios para mejorar el rendimiento. Y quien opina justo lo contrario, voy a contar mi experiencia desde el punto de vista psicológico.
Soy capaz de hacer series infinitas, repetir las veces que haga falta, hacer kilómetros interminables, estar desde las 6:30 de la mañana hasta las 20:00. Entrenando sin parar, sólo con el descanso de la comida. Pero entrenar en altura, a mi físico y mi psíquico les cuesta la vida misma, es durísimo. Tenemos que conocer bien nuestro cuerpo, ver como se comporta ante los cambios. Y en función de eso trabajar sin agobios, ni auto presionarse, para conseguirlo hay que entrenar la mente, es fundamental.
A mi físico le cuestan los cambios, con lo cual tanto cuando subo como cuando bajo, tardo en adaptarme una semana más de lo habitual. Una vez asumido, que esto es así sólo queda la palabra mágica “paciencia” todo llega, y los resultados de ese trabajo llegarán. Es a partir del 8 día de la bajada cuando empiezo a notar los resultados, y del 15 al 18 cuando estoy pletórica.
La primera vez que subí a entrenar en altura (Sierra Nevada), fue en el 2013, tenía 14 años. Me clasifique para mi primer campeonato de Europa de piscina (FOJE), iba muy ilusionada, con muchas ganas. Contando los días para subir, me avisaron de la dureza, me dijeron que lo pasaría mal. Pero cuando llego el momento, y lo viví en primera persona, todo lo que me dijeron se quedó corto. No era capaz de hacer una serie medio bien y me preguntaba a mi misma, ¿qué me pasa? ¡no tiro!
Así un día tras otro. Me costaba respirar, no podía dormir bien, y eso me provocaba mal humor, además de muy rallada, mi entrenador me decía: es normal Paula, es la primera vez, la próxima vez irás mejor, el cuerpo tiene memoria. Después de 4 años, subo a la Sierra y todo sigue igual, creo que mi cuerpo tiene mala memoria 😉
En esta última concentración pasó algo diferente, hice entrenamientos mentales, me preparé psicológicamente, acepté que mis entrenamientos en altura son diferentes a los que hago a nivel del mar, que lo que cuenta es darlo todo, entrenar a tope cada sesión, aunque el crono allí, no sea mi mejor tiempo.
También hubo algo, que hizo que lo pudiera llevar así, estar en un grupo de trabajo con deportistas (nadadores), con muchísimo nivel y experiencia. Ver como se dejan la piel en cada sesión de entrenamientos, y lo llevan haciendo año tras año, aprendes y reflexionas mirándolos a ellos.
Para mi ha sido una gran experiencia, estar en este grupo de trabajo, ver que se cuidan todos los detalles, he trabajado como nunca lo había hecho antes, cuando vi la “pizarra”, donde apunta el entrenador, los bloques que tenemos de trabajo para esa sesión ¡aluciné! Pensé que no sería capaz de hacerlo, pero los terminé día tras día, como pude, pero terminé cada bloque. Convencida de una cosa: quiero seguir en este grupo de trabajo, de máximo nivel y exigencias, lo voy a aprovechar, sin dejar escapar nada, es un lujo, el tren pasó y me subí en él.
Sierra Nevada, te digo hasta luego, en Julio nos volvemos a ver, en esta ocasión serán 4 semanas de trabajo, preparatorios para el Absoluto de Glasgow OW.
Quiero dar las gracias a todos los profesionales que trabajan en el Car de Sierra Nevada, por preocuparse y ocuparse, que no nos falte de nada, hacen que te sientas en casa. Ahora seguiré con el plan de entrenamientos en Barcelona (Car de Sant Cugat), de la mano de Fred Vergnoux,5 semanas de intenso trabajo, para llegar lo mejor posible a la próxima concentración en altura, por el camino haré una parada en Sevilla, Campeonato de España Absoluto O.W. Mil gracias al equipo de trabajo de Victory Endurance, por el apoyo que da a los deportistas, con productos de máxima calidad, desde aquí mi agradecimiento a todos.
Paula Ruiz
Nadadora aguas abiertas. Estudiante universitaria.