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Mantened la calma

por Dic 6, 2017Sin categorizar0 Comentarios

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Se avecina la Navidad

Hoy me paso por aquí para desearos Feliz Navidad. Así a bocajarro. Feliz mes y medio navideño (con sus 40 y pico días), felices comidas, cenas, vermús, picoteos, sobremesas, recenas y eventos varios.

Porque podéis llamarme exagerada  y decirme que seguro que los niños de San Ildefonso aún no están ni afinando. Pero resulta que yo el otro día volviendo a casa ya vi las luces de Madrid encendidas, en el supermercado los Ferrero Rocher no paran de tentarme y a los calendarios de adviento les falta día y medio para empezar a perder piezas.

Pero sobre todo, las agendas empiezan a estar repletas de fechas en rojo. Yo ya tengo 2 cenas fijadas, 2 encuestas con nombres navideños abiertas en facebook, 3 grupos de whatsapp que echan humo decidiendo el día en el que más gente puede juntarse, y dos amigos invisibles a los que no tengo ni la menor idea de qué comprarles. A lo que sumo un par de cumpleaños y los eventos de rigor que manda la tradición. Y viendo lo que cuesta coincidir a la hora de decidir fechas, parece que todas las agendas están igual.

Pero no he venido aquí a contaros mis problemas organizativos ni mucho menos. Sino a mandaros ánimos.

Para que cuando os pregunten por quinta vez si de verdad vais a ir a entrenar el día 25 o el 31 (o el 1, o el 6, o…), no dudéis. ¡Ay, que es que si no no hay manera de quemar todo lo que nos metemos entre pecho y espalda! Eso y que salir del agobio festivalero a correr por el monte un rato se agradece mucho.

Pero también para que disfrutéis de ello. Porque oye, lo de experimentar ese dolor de estómago durante toda la tarde por haber salido a correr 15 minutos después de haberte comido el último trozo de roscón de Reyes también es bonito. Y que en realidad lo peor que te puede pasar si un día cambias tu gel recuperador por un polvorón es que luego necesites botella y media de champán para que pase. Si un día hace falta madrugar media hora más para ir a entrenar antes de enfrentarte a una dura mañana de cocina pues mejor hacerlo con buen humor, y luego si quieres lo cuentas como sesión doble.

Curiosamente yo llevo un par de años constando que lo de engordar en Navidad no es estrictamente obligatorio. Igual es porque tanto montar y desmontar mesas, plegar y desplegar sillas, recoger platos, aupar primos pequeños, mover bolsas de la compra… cuentan también como horas de entrenamiento. Ya sé que en cada casa la Navidad es un mundo, pero como veis en la mía somos una familia muy numerosa.

Siendo un poco más serios, claro que es difícil seguir siendo estricto en unas semanas tan caóticas y desorganizadas como estas. Sobre todo cuando estás acostumbrado a todo lo contrario; a ser metódico, estructurado, a los horarios, a la disciplina. Pero cuando se acaba, te das cuenta de que te ha dado una energía que vas a necesitar el resto del año. Esa que sólo es capaz de darte tu gente. Quizá por eso todos hagamos lo imposible por duplicarnos para poder compartir tantos buenos ratos.

Así que no os volváis locos, que suficiente nos hemos vuelto ya con la celebración de estas fiestas. Y que cada uno capee el temporal que se nos viene encima como pueda.  

Marta Pérez

Atleta Profesional (Medio Fondo) y Graduada en Medicina.